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Geoffrey Recoder
Cortesía

El juego que no cansa | El País del Cuerpo Olvidado

2025-10-07 19:48:00

Cultura Física: El Analfabetismo Corporal de una Nación Sedentaria

La cultura física, entendida como el conjunto de saberes, prácticas, valores y experiencias que integran la relación del ser humano con su cuerpo en movimiento, debería ser uno de los pilares de toda sociedad que aspire a la salud y al desarrollo integral. Sin embargo, en México hemos confundido este concepto con la simple práctica deportiva o, peor aún, lo hemos relegado a una materia marginal en los programas escolares. La cultura física abarca la educación física y la educación deportiva, el deporte en todas sus expresiones, la recreación, el ocio, el tiempo libre y las ciencias que las sustentan. Es, en esencia, el lenguaje universal del cuerpo. Pero en nuestro país ese idioma se está olvidando.

La educación física, que debiera ser la base del desarrollo motriz, cognitivo, emocional y social, atraviesa una crisis estructural profunda. Desafortunadamente, el deporte como herramienta fundamental de la educación física ha sido dejado de lado, tanto en las escuelas formadoras de docentes como en los planes y programas de educación básica. En la práctica, se ha desvinculado la enseñanza deportiva del proceso educativo, condenando a generaciones enteras de niñas, niños y jóvenes a una formación corporal incompleta, sin referentes metodológicos ni fundamentos motrices sólidos. Se olvida que el deporte no sólo es competencia: es una metodología pedagógica que enseña valores, hábitos, trabajo en equipo, disciplina y pensamiento estratégico.

Mientras México elimina progresivamente el componente deportivo de su educación física, los países que ocupan los primeros 20 lugares en los resultados de la prueba PISA —como Finlandia, Japón, Corea del Sur, Canadá o Países Bajos— han hecho exactamente lo contrario. En esos sistemas educativos, el deporte es la herramienta principal en los procesos de enseñanza-aprendizaje de la educación física. Allí se utiliza el juego reglamentado, la competencia formativa y la práctica estructurada del deporte como medios para desarrollar competencias físicas, cognitivas y socioemocionales. Han comprendido que el movimiento con propósito estimula el aprendizaje, mejora la atención, fortalece la autoestima y genera una cultura de salud y bienestar que se refleja directamente en los indicadores académicos. 

En México, en cambio, la educación física ha sido reducida a un espacio recreativo sin orientación pedagógica clara. Se imparten clases improvisadas, sin evaluación formativa ni continuidad metodológica, y con una alarmante falta de profesores especializados. La consecuencia es evidente: crecen generaciones que no saben correr correctamente, lanzar, saltar ni comprender su propio cuerpo. Son ciudadanos alfabetizados digitalmente, pero analfabetas físicamente. La escuela, que debería ser el primer escenario para aprender a moverse con sentido, ha perdido el rumbo. La educación física dejó de educar y el deporte dejó de enseñar.

Los resultados están a la vista. México se encuentra entre los países con mayor índice de obesidad infantil y sobrepeso en adultos. El sedentarismo se ha convertido en la pandemia silenciosa de nuestra era. Las canchas se transforman en estacionamientos, los parques en centros comerciales, los patios escolares en bodegas. La cultura del movimiento fue reemplazada por la cultura de la pantalla. Los niños dominan el pulgar antes que la zancada, los jóvenes corren más en los videojuegos que en las pistas.

El deporte, en todas sus escalas —desde el social hasta el de alto rendimiento—, debería ser la consecuencia natural de una sólida educación física. No se pueden producir atletas de élite sin bases motrices bien cimentadas desde la infancia. El camino que va del juego libre al alto rendimiento está fracturado por falta de estructura, planeación y visión de Estado. La pirámide deportiva nacional se sostiene sobre arena: se buscan medallas sin haber construido cimientos.

México necesita una política pública que conciba la cultura física como un sistema integral de educación, salud y desarrollo humano. Promover el movimiento no es un lujo, es una urgencia nacional. Invertir en educación física y deporte escolar es invertir en salud preventiva, en ciudadanía activa y en cohesión social. La alfabetización física debe reconocerse como un derecho universal, al mismo nivel que la alfabetización lectora o digital.

Una nación que no se mueve está condenada a detener su futuro. México no requiere más discursos sobre el deporte, sino una revolución del movimiento, una transformación que devuelva al cuerpo su papel en la educación y en la vida cotidiana. La cultura física debe dejar de ser la asignatura olvidada para convertirse en el motor que impulse a una nueva generación saludable, consciente y participativa. La alfabetización física no es una moda ni una aspiración: es el acto más elemental de aprender a vivir en cuerpo, mente y movimiento.

 

 

 

 

El juego que no cansa

Alfonso Geoffrey Recoder Renteral

Especialista en gestión, dirección y administración en el deporte, doctor Honoris Causa, posdoctorando en Derecho, doctor en Ciencias de la Educación, doctorante en Administración y Política Pública, maestro en Gestión de Entidades Deportivas, maestro en Administración, maestro en Ciencias de la Educación con especialización en Gestión de Estudios Superiores, maestrante en Ciencias del Deporte, maestrante en Metodología del Entrenamiento Deportivo, maestrante en Periodismo y Comunicación Deportiva, licenciado en Educación Física, licenciado en Derecho.

 

 


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